miércoles, 14 de mayo de 2008

TRABAJO de MESA

Este pequeño trabajo de mesa es fundamental para conocer al personaje y después crear el monólogo. Una parte de este trabajo de mesa es saber qué es lo que quiero expresarle a la gente, acerca de la situación que estoy viviendo. Esto es lo que llamamos el VER, el análisis de nuestra realidad. No hay que olvidar que el VER en teatro no tiene por qué ser yo mismo, si no una situación que implique una realidad común pero con otros símbolos (un ejemplo sería el teclado que interpreta Ana, obviamente Ana no es un teclado, pero esa imagen puede expresar cosas que ella está viviendo en relación hacia el tema: ABUSO/PRECARIEDAD/EXPLOTACIÓN en contraposición a VIDA). El ver es un pequeño orificio que le damos a la gente para que vea nuestra realidad, las cosas que nosotros pensamos como importantes.

No olvidéis tampoco, que la situación que creásteis es sólo el marco desde donde salen los personajes, pero no hace falta contarla. Podéis contar aspectos del conflicto, pero explicándoselo bien a la gente, puesto que esa escena no se va a ver.


¿Quién soy?

¿Qué hago en la vida?

Mis virtudes

Mis defectos

¿Qué es lo que quiero expresarle a la gente con la que me encuentre en relación con ABUSO/PRECARIEDAD/EXPLOTACIÓN en contraposición a VIDA?


El Monólogo de cada personaje

Os dejo aquí con dos ejemplos, de un escritor que me gusta particularmente. Son sólo ejemplos orientantivos. La idea no es tener por obligación que hacer gracia, los monólogos no son cómicos siempre, explorar con emociones y escribir todo lo que se os ocurra en relación a vuestro personaje. Como véis, el autor usa recursos de todo tipo para transmitir una idea principal. Por ello, lo más importante es la idea, lo que queremos transmitir, y luego pensar en imágenes, metáforas y demás. Ánimo!!!!

Ejemplo 1:
Cuando mi marido dijo en el desayuno que volvería tarde porque tenía una reunión de presupuestos, yo ya sabía que iba a encontrarse con su amante, como todos los viernes, pero esta vez no me importó, casi fue un alivio. Me hace gracia la frase ésa, "reunión de presupuestos". Se reúnen para presuponer, cuando la mayoría de ellos ni siquiera ha aprendido a suponer. Cómo son. Al salir, se llevó al niño, que había perdido el autobús del colegio, y yo me quedé sola, como siempre, escuchando el ruido de la lluvia (de un tiempo a esta parte, siempre llueve al otro lado de mi cabeza, aunque en la calle haga sol). Luego, al entrar en la habitación de mi hijo para hacer la cama, observé que se había dejado un cuaderno abierto sobre la mesa, con una suma (7+1=?) sin resolver. Instintivamente, puse un 8 al otro lado, y en seguida empecé a sentir un agobio enorme por aquel 1 que acababa de perder su individualidad al realizar yo la operación matemática.Imaginaba al pobre número dentro del 8, buscando la salida desesperadamente, como un claustrofóbico dentro de un laberinto, y me identifiqué con él. Una vez me perdí en el interior de unos grandes almacenes y fue tal el miedo a no dar con la salida que sufrí un desmayo en la sección de deportes. Por otra parte, también yo, como el 1, había perdido la identidad en las profundidades de una familia asfixiante, y no sabía cómo escapar de ella. Sentí que me faltaba el aire y corrí al balcón para respirar. Un sol excesivo me cegó los ojos, pero dentro de mí continuaba escuchándose el ruido de la lluvia. Quizás en el interior del número 8 también lloviera con aquella violencia, pensé. Escuché el teléfono, pero no lo cogí pues supe por el modo de sonar que era mi madre.Más tranquila, regresé a la habitación para liberar al número inocente y puse sobre la hoja 8?7=1. Sin embargo, me pareció que el 1 resultante era distinto al que yo había atrapado y me atacó un desaliento enorme. A mí misma, cuando pienso en abandonarlo todo y recuperar mi verdadero ser, siempre me retiene el miedo de que la que lograra escapar fuera una de las que están encerradas conmigo y que no son exactamente yo, aunque sean idénticas a mí.


Ejemplo 2:
El problema de comprarte un teléfono móvil es que luego no te llamen. El otro día me invitó a comer un viejo amigo que nada más sentarse a la mesa colocó sobre el mantel su teléfono con el gesto con el que un policía habría colocado su pistola o un matón sus atributos sexuales. Yo me asusté un poco al principio, aunque no le debía nada: habíamos quedado en aquel restaurante para recordar viejos tiempos y hacer un repaso amable a nuestras vidas. Luego, cuando nos sirvieron el vino y los aperitivos, intenté olvidarme del trasto, aunque no era fácil, pues estaba muy cerca de mi copa y parecía una cucaracha muerta.En cualquier caso, quien no podía olvidarse de él era mi amigo, que cuando llegó el primer plato comenzó a mirarlo con odio, porque no sonaba. A partir de ahí, la comida se convirtió en una pesadilla, pues la tensión no dejó de aumentar. Uno no puede colocar un móvil sobre la mesa y que luego no suene sin sentirse profundamente humillado. El caso es que tengo una capacidad innata para hacerme cargo de las humillaciones de los otros, así que comencé a pasarlo peor que él. Cuando nos sirvieron el postre, habría dado todo lo que tengo porque el teléfono sonara, pero tengo muy pocas cosas y no sonó. Mi amigo estaba verde. Entonces llegó el café y se me ocurrió una idea: le agradecí que hubiera desconectado el teléfono para que pudiéramos hablar con tranquilidad. Aquello no sirvió sino para aumentar su sensación de fracaso, pues era demasiado evidente que me había invitado a comer para mostrarme cómo despachaba asuntos urgentes a través de la cucaracha inalámbrica.Al despedirnos, se le saltaron dos lágrimas que atribuyó a la emoción de la despedida, aunque los dos sabíamos que lloraba porque no le habían llamado. No puedes comprarte un móvil si no tienes garantizado que suene seis o siete veces durante una comida: es muy humillante. Para solucionarlo, Telefónica tiene un servicio despertador que puedes programar para recibir una llamada tras de otra con intervalos mínimos de un cuarto de hora. No hay más que telefonear al 096 y marcar, con cuatro cifras, la hora a la que quieres que te avisen. Sale caro, pero es muy eficaz. Tomen nota.



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